Para ningún ciudadano que se precie de acercarse o interactuar profundamente con la era digital será un secreto que las TIC avanzan a ritmos vertiginosos, tampoco será un secreto que las TIC incursionan en muchos campos de la vida de las comunidades como la economía, la cultura o las relaciones interpersonales, ni mucho menos estará oculto el hecho de que la educación es uno de los sectores en los que las TIC incursionan con gran fuerza y en el cual se presentan grandes retos.
1. Mantener la libertad: evitando que los contenidos y las interacciones producto de estas tecnologías sean utilizadas por terceros para dominar sobre otros. Sortear los intereses económicos, políticos e ideológicos que pueden ejercer control sobre las actuaciones de productores y consumidores, y para el caso de la educación la influencia de estos poderes podría parcializar la información que reciben las comunidades educativas y muchas de sus creaciones en red estarían sujetas a dichos intereses. La escuela de la era digital aprovechara las Tecnologías de la Información y la Comunicación para formar ciudadanos digitales con criterio, conciencia y capacidad de acción.
2. Evitar nuevas formas de exclusión: es decir cerrar considerablemente la brecha digital que se abre entre los espacios geográficos con grandes posibilidades de acceso a las nuevas tecnologías y los que simplemente presentan dificultades para asegurar a la población el acceso a las TIC. Si la brecha no se cierra -o por lo menos no se profundiza aun mas-, el sector educativo no podrá cerrar su propia brecha marcada por la exclusión y la desigualdad, continuara –para los espacios geográficos afectados por la brecha digital- formando con herramientas del siglo pasado a niños y jóvenes que deberán afrontar el presente siglo.
3. ¿Cómo se prepara la escuela para desarrollar competencias digitales? ¿Deberá transformar su estructura? Tal vez la escuela –en muchas regiones- no piense en ninguna de estas dos preguntas y no este interesada en abordarlas, sobrevivirán –por un tiempo- con un mínimo acercamiento a las TIC, es decir formando usuarios de las creaciones de otros, pero solo las escuelas que reflexionen sobre su papel en el siglo XXI serán aquellas llamadas a asumir el reto de formar productores y creadores de contenidos con la capacidad de evitar manipulaciones y con la misión de cerrar la brecha digital.
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